lunes, 15 de abril de 2013

RECUPERAMOS EL SOL

Por fin una tregua en la climatología nos permitió salir sin el aliento de la lluvia en el cogote y sin riesgo a empaparnos.
Aunque el tiempos no podía dar un cambio radical de golpe, si disfrutamos de una buena mañana.
El viento no podía faltar y las temperaturas subieron sin excesos. Aunque algún atrevido ya estaba en pantalón corto, yo personalmente salí un poco más ligero de ropa, pero abrigado en cualquier caso.



Los primeros compases del día la temperatura es fresquita, menos mal que los 15 kms de subida iniciales hasta La Cañada, me hace ir entrando en calor, aun así me acuerdo de las zapatillas de verano una y otra vez, y más aun de unos botines, que decidí no ponerme y me hicieron llevar los pies como un bloque helado hasta casi las 12 del medio día.
Alcanzo La Cañada y posteriormente Navalperal y el Hoyo de Pinares, todo a un ritmo tranquilo y reservón, ya que lo más duro del día estaría al final de la etapa que tenía prevista.
Zona bonita de pinar y de descenso hasta el Hoyo de Pinares, en la que disfruto de la mañana, hasta llegar al comienzo de Arrebatacapas.
El puerto es suave y con la buena temperatura no se me hace demasiado duro, aprovechando también que la parada la haría en la fuente de después del cartel, con lo cual despues de unos 50 kms, allí realizo el repostaje sólido/líquido y continuo mi ritmo ya con menos reservas hacía San Bartolomé para realizar la última ascensión; el archiconocido Puerto del Boquerón en su vertiente Este.
Ritmo tranquilo y ya calor en la subida que me obliga a abrirme la chaqueta del todo.
En la bajada y retorno a casa, me pongo de nuevo hasta los guantes, pues el aire no viene precisamente cálido.
A ver si el tiempo parece que se estabiliza y nos deja salir sin la lluvia en el cogote

lunes, 8 de abril de 2013

FRÍO, VIENTO Y FRíO Y MÁS VIENTO

Etapa de poco más de 80kms.
Una clásica de la zona, la vuelta por el Puerto de las Fuentes.

Una aproximación al puerto por el aburrido llano, una subida de 6.5Kms


suave y un retorno que se presentaba con el aire de espaldas y en el que presumiblemente el frío se notaría menos, pero que al final no fue así y acabe pidiendo la hora.

Pasada y repostaje de agua en Cillán, el pueblo de Txarly, y vuelta lo más tranquila que se pudo.